Haciendo referencia al itinerario evolutivo descrito por Gallahue (1982), citado en Contreras (1998, p.192), hablamos de Habilidad Motriz Básica (HMB) cuando nos referimos a aquellos primeros actos coordinados e intencionales que realizan las personas en sus primeros estadios vitales, después de haber superado estadios anteriores relacionados con actos reflejos e involuntarios o realizados con cierto control de la musculatura y movimiento voluntario aunque de manera imprecisa.
Deberíamos ser conscientes de que las primeras caídas, más o menos controladas, en edad infantil acompañan a las primeras acciones locomotrices. Dichas acciones se trabajan en etapas evolutivas posteriores y se desarrollan de manera específica para mejorar el acervo motriz de la persona. A medida que la coordinación y el control es más evidente nos olvidamos de las caídas pensando que el dominio de las primeras evita las segundas e interpretando que éstas son un accidente o provienen de errores coordinativos en estos desplazamientos. Se pueden entender las caídas como una fallida en el sistema locomotor básico y por lo tanto parte de este. Trabajar las caídas de manera habilidosa es disminuir sus posibles derivaciones y, por lo tanto, en este sentido, la habilidad de caer está al mismo nivel motriz que el resto de habilidades locomotrices.
La importancia de reconocer las caídas como una habilidad reside en el conocimiento de la habilidad de caer por parte de los profesionales de la Educación Física y por consiguiente, su introducción en los programas de aprendizaje de su alumnado de la misma manera que se introducen el trabajo de otras habilidades. Siendo parte de un sistema cinético básico dentro de lo que veníamos interpretando como alfabetización motora o motriz (Whitehead, 2010).
Por tanto, se entiende que las habilidades motrices básicas son patrones motrices innatos, inmersos en el desarrollo evolutivo de la persona, en su desarrollo filogenético, que desarrollan todos los individuos, donde la variabilidad en su enseñanza es enriquecedora y permite al alumnado adaptarse a diferentes situaciones y resolver diferentes problemas del entorno y que la habilidad de caer se encuentra en el siguiente paso; una habilidad motriz genérica donde se enseña al alumnado saber caer de una determinada manera y aplicar una técnica determinada, que puede llegar a ser común a otros deportes, de ahí que no sea específica, pero tiene una técnica y un patrón de aprendizaje.
Las habilidades motrices genéricas (HMG) son aquellos patrones de movimiento aprendidos, en un estadio intermedio entre las básicas y las específicas, que pueden ser aplicables a diferentes situaciones de juego o deportes, y por tanto, no suponen en ningún momento un alto grado de especialización. Son el resultado de la unión de varias básicas, además de ser transferibles a cualquier deporte o requerimiento motriz. Por tanto, se define la habilidad de caer a continuación.