SAFE FALL

  JUSTIFICACIÓN

Según la Organización Mundial de la Salud (2012a) las caídas son (...) sucesos involuntarios que hacen perder el equilibrio y dar con el cuerpo en el suelo o en otra superficie firme que lo detenga.

Este organismo designa las caídas como un problema de salud pública mundial, concretamente la segunda causa en el mundo de defunción por traumatismos involuntarios, pues se calculan un total de 684.000 caídas mortales anualmente. De hecho, la incidencia es aún mayor pues, aunque no resulten mortales, cada año en el mundo se producen 37,3 millones de caídas que requieren atención médica. Además, los costos en el sistema de salud derivados de las consecuencias de las caídas son considerables, por lo que conlleva también consecuencias no solo a nivel de salud, sino también económicas.

La población infantil es uno de los grupos de riesgo en la incidencia de caídas, debido entre otros factores, a las características de las distintas etapas del desarrollo, a su curiosidad innata por el entorno y a la autonomía que van adquiriendo, que los lleva a adoptar conductas de más riesgo. Por lo tanto, se puede entender que, a pesar de los necesarios mecanismos de prevención y cuidado, en algún momento y lugar los niños van a sufrir alguna caída.

En 2019 se produjeron unas 31.818 muertes de niños y adolescentes menores de 15 años a consecuencia de caídas (OMS, 2012a). La tasa de mortalidad infantil por caídas es hasta tres veces más alta en los países de bajos y medianos ingresos que en países de ingresos más altos (Institute for Health Metrics and Evaluation, 2020), existiendo una asociación entre el estatus socioeconómico y las caídas en la infancia.

Según la OMS (2021b) los contextos en los que suelen producirse la mayoría de las caídas infantiles son variados. El propio hogar es uno de ellos, independientemente del país y el nivel sociocultural. Igualmente, los parques infantiles y zonas de juego son lugares en los que la incidencia de caídas es muy habitual y en los que además pueden incidir con gravedad, especialmente si hay roturas de huesos o lesiones en la cabeza. Los centros educativos son también un foco para este tipo de accidentes, especialmente durante la hora del recreo y las clases de educación física. Las prácticas deportivas y actividades físicas durante el tiempo de ocio también son contextos que presentan riesgo de caídas. No obstante, según Bloemers et al. (2012), los niños sedentarios son más propensos a sufrir lesiones cuando realizan actividades que los niños activos, por lo que podría considerarse la actividad física, la condición física y las aptitudes motrices como factores protectores ante las caídas. Así, los niños físicamente menos activos, podrían beneficiarse más de programas educativos (intervenciones) relacionados con la prevención de lesiones o la enseñanza de la habilidad de caer (Verhagen, Collard & Chinapaw, 2009).Por todo ello, es imprescindible promover la actividad física y el desarrollo motor entre los menores, promoviendo un estilo de vida activo y planteando iniciativas para reducir o minimizar las consecuencias de las caídas mientras están físicamente activos, en lugar de evitar la actividad como un medio para reducir el riesgo de lesiones por caídas.

La prevención de este tipo de accidentes es uno de los objetivos prioritarios en todos los ámbitos, a nivel administraciones públicas, sensibilizando a las familias y por supuesto desde el ámbito educativo y de la salud. Los profesionales que se encuentran en contacto directo con los niños tienen la necesidad de ser conscientes de este problema y valorar la eficacia de las múltiples acciones de prevención. Fruto de esta sensibilización hacia el riesgo de las caídas se han realizado diferentes trabajos donde se dan a conocer acciones para prevenir las caídas, así como se han desarrollado estrategias y mecanismos para la prevención de caídas en la población infantil: información para las familias acerca de los riesgos de las caídas en los niños y cómo reducir el riesgo en el hogar, programas de educación para familias, programas de prevención escolares, etc.

En concreto, la OMS establece la prevención y el manejo de las caídas como una línea prioritaria de acción. Y así deja constancia en su publicación “Step Safely: Strategies for preventing and managing falls across the life-course” (OMS, 2021c), a través de la que intenta impulsar la prevención y el manejo de las caídas instando a diferentes instituciones a nivel político, de investigación y práctico, para reducir la carga de lesiones asociadas las caídas, solicitando a todas las personas interesadas a trabajar juntas para implementar estrategias que reduzcan el daño, el sufrimiento y las pérdida que originan de las caídas.

En este contexto, la mayoría de las iniciativas se destinan a prevenir las caídas, se establecen en un nivel primario de prevención, es decir, se destinan a evitar en la medida de lo posible que se produzcan caídas: por ejemplo mejorando medidas de seguridad, barandillas, superficies antideslizantes, etc. Así como con programas y publicaciones orientadas en esta dirección. Por ejemplo, en España el programa para la prevención de accidentes, Aprende a crecer con Seguridad (Burgos & Tejero, 2012) o las guías orientadas a la prevención de lesiones no intencionadas en la edad infantil de Soriano (2008) y Esparza & Mintegi (2016), entre otras. A nivel Internacional, la OMS (2021c) detalla meticulosamente diferentes propuestas para la prevención de caídas en jóvenes y adolescentes, entre ellas:



Sin embargo, en mucha menor proporción se encuentran iniciativas orientadas hacia una prevención a nivel secundario o terciario, es decir, orientadas a minimizar las lesiones y daños producidos por una caída. Estos programas son especialmente relevantes en los casos en los que sabemos que se van a producir caídas, como durante la práctica deportiva. Pero también a nivel general, pues sabemos que en población infantil y mayor la incidencia de caídas es tan alta que es prácticamente imposible evitarlas.


Por este motivo, desde el grupo Safe Falls–Safe Schools, en colaboración con la European Judo Union, se ha diseñado un programa para la intervención activa sobre los accidentes en escolares: la enseñanza de técnicas seguras y protegidas de caer. Este programa tiene como principal objetivo contribuir a disminuir las consecuencias lesivas de las caídas accidentales en los menores en edad escolar.